JOAQUÍN FERRER MARTINEZ. El autor del universo.
La energía mental.
En nuestra búsqueda de la Verdad, es vital que sepamos exactamente como actúa nuestra mente. Y la gran capacidad que tiene nuestro ego para convencer a nuestro subconsciente de todo aquello que nuestro ego, de antemano, ha decidido creer.
Mientras ignoremos los trucos de los que se vale el ego para interferir interesadamente sobre nuestra objetividad sin que seamos conscientes de ello, estaremos a su merced y todo aquello en lo creamos firmemente puede ser una mentira que no hemos sabido descubrir.
Por el contrario, cuando hemos desenmascarado su hábil forma de engañarnos, nos liberamos de su esclavitud. La tiranía que el ego ejerce sobre nuestro modo de razonar se desvanece cuando la podemos detectar.
Cuando recuperamos el poder para discernir la diferencia entre una creencia basada en autoengaños o experiencias subjetivas, de las que están basadas preferentemente en datos que son objetivamente demostrables.
Entonces podemos afirmar que estamos realmente en el camino que conduce a la Verdad. Lo único que se interpone entre nosotros y la revelación de la Verdad es nuestra falta de libertad interior.
Los resultados de un detector de mentiras no son admitidos judicialmente como prueba concluyente debido, entre otras razones, a la capacidad que tiene la mente humana de creer que algo es verdad cuando, en realidad, no lo es.
Dentro de la práctica de la hipnosis, existe el campo denominado “regresión hipnótica”. En dicho campo se trata de ordenar a la persona hipnotizada, con fines terapéuticos o no, que recuerde experiencias pasadas y vaya retrocediendo hasta la infancia y el nacimiento.
Mientras ignoremos los trucos de los que se vale el ego para interferir interesadamente sobre nuestra objetividad sin que seamos conscientes de ello, estaremos a su merced y todo aquello en lo creamos firmemente puede ser una mentira que no hemos sabido descubrir.
Por el contrario, cuando hemos desenmascarado su hábil forma de engañarnos, nos liberamos de su esclavitud. La tiranía que el ego ejerce sobre nuestro modo de razonar se desvanece cuando la podemos detectar.
Cuando recuperamos el poder para discernir la diferencia entre una creencia basada en autoengaños o experiencias subjetivas, de las que están basadas preferentemente en datos que son objetivamente demostrables.
Entonces podemos afirmar que estamos realmente en el camino que conduce a la Verdad. Lo único que se interpone entre nosotros y la revelación de la Verdad es nuestra falta de libertad interior.
Los resultados de un detector de mentiras no son admitidos judicialmente como prueba concluyente debido, entre otras razones, a la capacidad que tiene la mente humana de creer que algo es verdad cuando, en realidad, no lo es.
Dentro de la práctica de la hipnosis, existe el campo denominado “regresión hipnótica”. En dicho campo se trata de ordenar a la persona hipnotizada, con fines terapéuticos o no, que recuerde experiencias pasadas y vaya retrocediendo hasta la infancia y el nacimiento.
___________________________________
A las personas más receptivas, muchas veces se les pide que recuerden alguna vida anterior....
Está constatado que nuestro subconsciente nunca miente: no sabe mentir ni tiene sentido del humor. Cuando se logra contactar con él, con la hipnosis o de algún otro modo, lo que nos cuenta es siempre su verdad.
Por lo tanto, si nuestro subconsciente no sabe mentir pero puede creer en cosas que son falsas, ello significa que nuestro subconsciente puede ser engañado.
Nuestro subconsciente es susceptible de ser sugestionado y apartado de la verdad, a condición de que él no se de cuenta que está siendo manipulado.
Por supuesto, la mayoría de las veces que nuestro subconsciente afirma algo suele ser verdad. Así pues, es importante encontrar algún método fiable que nos permita discernir cuando la verdad del subconsciente coincide con la realidad objetiva, y cuando es sólo “su” verdad subjetiva.
Jesucristo dijo: “por sus frutos los conoceréis”. También sabemos que la ley de la causa y el efecto es infalible. Y sin duda tenemos inteligencia y la capacidad para ser lógicos y objetivos si nos lo proponemos.
Son herramientas suficientes para que, con cierta disciplina personal, podamos comprobar si nuestras creencias o las de los demás coinciden o bien se contradicen con los datos que sabemos que son verdad.
Está constatado que nuestro subconsciente nunca miente: no sabe mentir ni tiene sentido del humor. Cuando se logra contactar con él, con la hipnosis o de algún otro modo, lo que nos cuenta es siempre su verdad.
Por lo tanto, si nuestro subconsciente no sabe mentir pero puede creer en cosas que son falsas, ello significa que nuestro subconsciente puede ser engañado.
Nuestro subconsciente es susceptible de ser sugestionado y apartado de la verdad, a condición de que él no se de cuenta que está siendo manipulado.
Por supuesto, la mayoría de las veces que nuestro subconsciente afirma algo suele ser verdad. Así pues, es importante encontrar algún método fiable que nos permita discernir cuando la verdad del subconsciente coincide con la realidad objetiva, y cuando es sólo “su” verdad subjetiva.
Jesucristo dijo: “por sus frutos los conoceréis”. También sabemos que la ley de la causa y el efecto es infalible. Y sin duda tenemos inteligencia y la capacidad para ser lógicos y objetivos si nos lo proponemos.
Son herramientas suficientes para que, con cierta disciplina personal, podamos comprobar si nuestras creencias o las de los demás coinciden o bien se contradicen con los datos que sabemos que son verdad.
___________________________________
Si Dios existe, existe para todos por igual. Si Dios nos ama, los beneficios de su amor han de alcanzar a todos por igual.
Todas aquellas ideas o creencias que dividen a los seres humanos, que provocan odios o incomprensiones, están, sin lugar a dudas, apartadas de la verdad en algún aspecto.
El racismo, el fanatismo religioso, el nacionalismo excluyente, el materialismo clasista, la vanidad ofensiva o el egoísmo que perjudica a los demás.
Todo ello se aparta de la verdad porque es incompatible con la noción de un Dios-Amor que desea que, voluntariamente, prefiramos lo que une a lo que nos separa y seamos, los unos para con los otros, ejemplo de amorosa fraternidad.
Ibn Arabí, un gran sabio musulmán sufí, ha dejado para la posteridad la siguiente frase: “Mi corazón se ha abierto a todas las formas. Es una dehesa para gacelas, un claustro para monjes cristianos, un templo para ídolos, la Caaba del peregrino, las tablas de la Torá y el libro del Corán.
Yo practico la religión del Amor, cualesquiera que sean las direcciones en que avancen sus caravanas, la religión del Amor será mi religión y mi fe”.
¡Qué maravilla y qué belleza! ¡Qué simple y qué complicado para mucha gente de comprender! He ahí un claro ejemplo de cómo un espíritu libre de prejuicios y dogmas entiende la Naturaleza y la Voluntad de Dios.
A demasiada gente, los árboles no le dejan ver el bosque. A mucha gente se la educa para tener fe, pero a demasiada poca se la prepara para entender realmente que Dios es Amor.
Y su Amor abarca a todos y, por lo tanto, es integrador y no integrista. El agua limpia calma la sed, no importa de qué manantial se beba. El fuego siempre quema, no importa de donde surja...
Todas aquellas ideas o creencias que dividen a los seres humanos, que provocan odios o incomprensiones, están, sin lugar a dudas, apartadas de la verdad en algún aspecto.
El racismo, el fanatismo religioso, el nacionalismo excluyente, el materialismo clasista, la vanidad ofensiva o el egoísmo que perjudica a los demás.
Todo ello se aparta de la verdad porque es incompatible con la noción de un Dios-Amor que desea que, voluntariamente, prefiramos lo que une a lo que nos separa y seamos, los unos para con los otros, ejemplo de amorosa fraternidad.
Ibn Arabí, un gran sabio musulmán sufí, ha dejado para la posteridad la siguiente frase: “Mi corazón se ha abierto a todas las formas. Es una dehesa para gacelas, un claustro para monjes cristianos, un templo para ídolos, la Caaba del peregrino, las tablas de la Torá y el libro del Corán.
Yo practico la religión del Amor, cualesquiera que sean las direcciones en que avancen sus caravanas, la religión del Amor será mi religión y mi fe”.
¡Qué maravilla y qué belleza! ¡Qué simple y qué complicado para mucha gente de comprender! He ahí un claro ejemplo de cómo un espíritu libre de prejuicios y dogmas entiende la Naturaleza y la Voluntad de Dios.
A demasiada gente, los árboles no le dejan ver el bosque. A mucha gente se la educa para tener fe, pero a demasiada poca se la prepara para entender realmente que Dios es Amor.
Y su Amor abarca a todos y, por lo tanto, es integrador y no integrista. El agua limpia calma la sed, no importa de qué manantial se beba. El fuego siempre quema, no importa de donde surja...
_________________________________
Los ejemplos de que nuestros íntimos deseos o temores acaban manifestándose pese a nuestra voluntad “consciente”, son inagotables.
Aquello en lo que la mente se concentra es lo que la alimenta y, para bien o para mal, cuando nuestro subconsciente logra convencerse de algo, ese algo acaba materializándose.
Está demostrado que, a una persona sometida a hipnosis profunda, se le puede provocar una quemadura en la mano si es tocada con la punta de un bolígrafo, siempre que se le haga creer que ese bolígrafo es un cigarrillo encendido.
Tenemos la capacidad de elegir con que clase de pensamientos vamos a alimentar al subconsciente. Y convendría darse cuenta de que el “sentimiento” positivo, aparte de ser más deseable, suele estar más cerca de la realidad espiritual que el pensamiento negativo.
_________________________________
En cualquier caso, esa fuerza del subconsciente ¿de dónde surge? La explicación de que se trata de un proceso mental puramente psicológico se queda bastante corta.
Estamos hablando de un poder que, cuando se activa, es capaz de alterar hechos y circunstancias externas sobre las que nuestro consciente lógico no tiene ningún control.
Vistas sus extraordinarias características, la fuente que da origen a esa misteriosa energía va más allá de las leyes que la física o la lógica nos pueden explicar.
Si la fuente del poder mental no puede ser psicológica o física simplemente, habrá que deducir razonablemente que el origen ha de ser parapsicológico o metafísico. Es decir, de una dimensión diferente a la estrictamente material.
Un ejemplo histórico-religioso que puede corroborar, aún más si cabe, el fenómeno del Poder Mental y su funcionamiento, nos lo proporciona la extraordinaria figura de Jesús de Nazaret.
Jesucristo tuvo el don de la profecía: la historia y los evangelios dan fe de ello. Cristo ya avisó de que Jerusalén iba a estar siempre ocupada por no judíos hasta el fin del tiempo de las naciones.
Asimismo profetizó que su mensaje estaba destinado a difundirse al mundo a través de su apóstol Pedro especialmente y así ha sido.
Pedro viajo a Roma y allí, en la capital del imperio más grande de la época, sembró la semilla del cristianismo que, con el tiempo, llegó a ser la religión oficial del imperio y ese fue el trampolín que hizo del cristianismo una religión universal.
Estamos hablando de un poder que, cuando se activa, es capaz de alterar hechos y circunstancias externas sobre las que nuestro consciente lógico no tiene ningún control.
Vistas sus extraordinarias características, la fuente que da origen a esa misteriosa energía va más allá de las leyes que la física o la lógica nos pueden explicar.
Si la fuente del poder mental no puede ser psicológica o física simplemente, habrá que deducir razonablemente que el origen ha de ser parapsicológico o metafísico. Es decir, de una dimensión diferente a la estrictamente material.
Un ejemplo histórico-religioso que puede corroborar, aún más si cabe, el fenómeno del Poder Mental y su funcionamiento, nos lo proporciona la extraordinaria figura de Jesús de Nazaret.
Jesucristo tuvo el don de la profecía: la historia y los evangelios dan fe de ello. Cristo ya avisó de que Jerusalén iba a estar siempre ocupada por no judíos hasta el fin del tiempo de las naciones.
Asimismo profetizó que su mensaje estaba destinado a difundirse al mundo a través de su apóstol Pedro especialmente y así ha sido.
Pedro viajo a Roma y allí, en la capital del imperio más grande de la época, sembró la semilla del cristianismo que, con el tiempo, llegó a ser la religión oficial del imperio y ese fue el trampolín que hizo del cristianismo una religión universal.
__________________________________
En lo referente a su poder para realizar milagros, sus propios enemigos
contemporáneos nos han dejado constancia de su veracidad. Un texto del
Talmud babilónico (Sanedrín, 43) dice así: “En la vigilia de la fiesta de
Pascua, Jesús fue colgado. Cuarenta días antes, el heraldo había proclamado:
ha de ser conducido fuera para ser lapidado, porque ha practicado la magia, ha
seducido y hecho apóstata a Israel.
El que tenga algo que decir en su defensa,
que venga y lo diga. No habiendo salido nadie en defensa suya, en la vigilia
de pascua fue colgado”. Es decir, los mismos que lo condenaron a morir
lapidado (aunque finalmente fue colgado) no dudan en afirmar de Él que
practicaba la magia.
Normalmente, aunque no siempre, Cristo pedía un requisito previo
para realizar sus milagrosas curaciones. No exigía ser judío o ser una persona
de moral intachable; quería que el enfermo tuviera fe en que Jesús iba a poder
curarlo.
En cierta ocasión, en que una ansiosa multitud le rodeaba
toqueteándole, Él se detuvo y preguntó: “¿quién me ha tocado?, pues una
virtud ha salido de mí”. Jesús fue capaz de notar, entre tanta gente que le
estaba manoseando, a una que verdaderamente le había tocado con fe y a la
que, por lo tanto, Él había curado sin saber siquiera quien era.
Esa fuerza mental reside en el interior de cada uno de nosotros pero, la
gran mayoría la desconoce o no sabe desarrollarla, controlarla, o utilizarla
positivamente. Se queda, pues, dentro de nosotros aletargada la mayor parte
del tiempo, y sólo en situaciones especiales nos da señales de su existencia:
generalmente en forma de extrañas coincidencias que a veces nos dan que
pensar.
Es evidente que, por encima de esa fuerza mental individual, hay un
poder superior que lo controla y armoniza cósmicamente todo. Afortunada y
necesariamente es así pues, de lo contrario, la confrontación mental sin
control entre los deseos antagónicos de cada subconsciente individual, nos
llevarían rápidamente a un caos destructor mucho mayor aún de éste en el que
vivimos...
Fuente: El autor del Universo, de Joaquín Ferrer Martínez.