EL TAO.
¡Crea en ti la perfecta vacuidad!
¡Guarda la más completa calma!
Todas las cosas surgen del vacío
y regresan a él.
Los seres nacen y crecen
para retornar a su raíz.
El regreso al origen devuelve la calma.
La calma permite aceptar el destino.
Aceptar el destino significa conocer la eternidad.
Al que conoce lo eterno se le llama iluminado.
El que no conoce lo eterno
se sume en la confusión y la desdicha.
Quien conoce lo permanente
todo lo abarca.
Quien todo lo abarca
puede ser compasivo.
La soberanía conduce al cielo,
y el cielo desemboca en el Tao.
El Tao es lo permanente.
Desembocar en el Tao es no correr peligro.
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Olvidaos de la santidad, renunciad al conocimiento,
y el pueblo saldrá ganando con creces.
Rechazad la moralidad, acabad con el deber,
y el pueblo volverá a la piedad filial y al amor.
Descartad la astucia, renunciad al provecho,
y dejará de haber ladrones y malhechores.
Pero estos tres principios no bastan por sí mismos.
Aun es más importante.
procurar que los hombres
tengan algo positivo a lo que atenerse.
Por eso, mostrad sencillez, cuidad la sinceridad,
reducid el egoísmo, moderad los deseos.
Renunciando al saber
se eliminan las preocupaciones.
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Entre el sí y el no, ¿qué diferencia hay?
Lo «bueno» y lo «malo», ¿en qué se distinguen?
¿Debemos temer lo que otros temen?
¿Dónde están los límites? Todos están tan alegres
como si asistiesen a la gran fiesta de primavera
y departiesen en las terrazas.
Sólo yo estoy en calma,
libre de ataduras.
Soy como un recién nacido que todavía no sabe reír,
desapegado, como un andariego sin lugar a donde ir.
Todo el mundo vive en la abundancia,
sólo yo parezco necesitado.
Tengo el corazón tan confuso como el de un loco.
Los hombres comunes son brillantes.
Sólo yo parezco obtuso.
Los hombres comunes poseen ideas claras.
Sólo yo parezco ensimismado.
Impredecible, como el mar,
sin rumbo fijo, como el viento.
Todo el mundo parece ocupado,
sólo yo permanezco ocioso y soñador.
Soy distinto de los demás.
Para mí lo más importante
es ser nutrido por la gran madre.
Fuente: Tao Te Ching de Lao Tse