Tao Te Ching.
EL TAO.
Conocer a los demás es sabiduría.
Conocerse a sí mismo es iluminación.
Vencer a los demás requiere fuerza.
Vencerse a sí mismo requiere fortaleza.
Quien consigue sus propósitos, es voluntarioso.
Quien sabe contentarse, es rico.
Quien no abandona su puesto, perdura.
Quien vive el eterno presente, no muere.
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EL TAO.
El Tao fluye por todas partes,
puede extenderse a la derecha y a la izquierda.
Todas las cosas le deben su existencia,
y a ninguna le vuelve la espalda.
Cumple sus obras sin atribuirse ningún mérito.
Viste y alimenta a todos los seres,
pero no se erige en su dueño.
Podemos calificarlo como pequeño,
porque siempre carece de deseos.
Podemos calificarlo como grande, porque todos los seres,
aun desconociendo su soberanía, dependen de él.
Precisamente porque no se muestra grande
puede realizar su grandeza.
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EL TAO.
Si eres fiel a la esencia original
el mundo acudirá a ti
en busca de paz y serenidad.
La música y los manjares
hacen que el caminante se detenga.
Pero el verdadero Tao deja la boca
suave y sin sabor.
Lo observas y no ves nada particular.
Lo escuchas y no oyes nada extraordinario.
Actúas conforme a él y no hallas el fin.
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EL TAO.
Si quieres empequeñecer una cosa,
procura que antes se dilate.
Si quieres debilitar algo,
procura que cobre fuerza primero.
Antes de aniquilar algo,
espera a que florezca plenamente.
Si quieres privar de algo a alguien,
primero habrás de darle lo bastante.
Esto es percibir la naturaleza de las cosas.
Lo flexible vence a lo rígido.
Lo débil triunfa sobre lo fuerte.
El pez no debe abandonar las aguas profundas.
Fuente: Tao Te Ching de Lao Tse