Saber Cultivar
¿Usted acostumbra a cuidar de su jardín, a cultivar flores y plantas?
No a todas las personas les gusta cultivar, y raras son las que se dedican a algún tipo de cultura con conocimientos de causa.
Más ese no es el caso de un hacendado que gano el premio maíz, pues el entendía muy bien el arte de cultivar, en su más amplio sentido.
Todos los años el entraba con su maíz en la feria y ganaba un galardón azul.
Una vez un reportero del periódico lo entrevistó y aprendió algo interesante sobre como el cultivaba el maíz.
Descubrió que el hacendado compartía la simiente de su maíz con los vecinos. Intrigado, el reportero le pregunto:
- ¿Cómo puede usted disponerse a compartir su mejor simiente de maíz con sus vecinos, una vez que ellos están compartiendo con usted todo el año?
- ¿Por qué? - Dijo el agricultor -. ¿Entonces usted no lo sabe?
Es que el polen del maíz maduro es llevado a través del viento de campo para campo. Si mis vecinos cultivan maíz inferior, la polinización continua degradará la calidad de mi maíz.
Así, si yo deseo cultivar maíz de buena calidad, tengo que ayudar a mis vecinos a cultivar buen maíz.
Aquel agricultor estaba atento a las conectividades e interdependencias de la vida. El maíz de él no sería de buena calidad, a menos que el maíz del vecino también lo fuese.
Eso acontece también con otras situaciones de la vida. Aquel que escoge estar en paz debe hacer que sus vecinos igualmente estén en paz.
Aquel que quiera bien vivir debe ayudar a los otros para que también vivan bien. Aquel que quiera ser feliz tiene que ayudar a los otros a encontrar la felicidad, pues el bienestar de cada uno está ligado al bienestar de todos.
Cuando descubramos el arte de cultivar, sabremos que cuanto más se esparcen las buenas cosas más ellas nos beneficiaran.
Si nuestro colega de trabajo se siente bien, nosotros sentiremos sus vibraciones de paz, y la reciproca es verdadera.
Si nuestro amigo está satisfecho y feliz, su felicidad acabará alcanzándonos y compartiremos su satisfacción.
Si la sociedad en que vivimos goza de perfecta armonía, con certeza seremos contagiados por esa armonía que a todos envuelve.
Así, si aun no tenemos el hábito de cultivo compartido, hagamos esa experiencia y veremos que los resultados serán siempre favorables.
Si a usted le gusta sembrar flores, divida las buenas simientes con sus vecinos, pues así su jardín quedará siempre exuberante.
Si usted desea coger frutos apetitosos, distribuya simientes de buena calidad con el mayor número de personas posible, así tendrá siempre la garantía de una optima cosecha.
Más allá de eso, en el caso de que su cosecha sufra algún tipo de prejuicio, usted tendrá la garantía de que algunos de sus vecinos lo socorrerán en la crisis.
Fuente: Basado en la Historia de James Bender, libro: "How to Talk Well"
Editado por A. C. Hypatia. Historias Morales: Jóvenes
publicar.ideas.hypatia@gmail.com
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