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NIRMALA: ¿Cuál es el tesoro de éste momento? 

ESTAR EN EL MOMENTO PRESENTE 
¿Cuál es el tesoro de éste momento? Están sucediendo tantas cosas ahora mismo mientras usted lee estas palabras. Pensamientos, sentimientos, deseos, sensaciones y todo un mundo de objetos y eventos acontecen en este preciso instante. Sin embargo, muchas veces buscamos la felicidad, satisfacción, libertad e incluso nuestra naturaleza real, más allá del momento. 

Cuando busca más allá del momento actual, lo más que encontrará es una idea o una fantasía. Eso significa no estar presente en el momento actual, no es que esté en otro lugar, sino que está mirando en otra dirección. El único otro lugar de mirar es su propia mente, una historia de otro tiempo, o incluso una historia del momento presente.

El peligro es que nuestras historias son muy convincentes. La mente es buena cuentista. De vez en cuando, una de nuestras historias se con- vierte en realidad: eso que imaginábamos sucede, aunque nunca exactamente como imaginamos. 

Y si somos honestos, debemos admitir que esto rara vez sucede. Sin embargo, cualquier estudiante de psicología podría decirle que una recompensa intermitente es más poderosa que un premio constante. La recompensa es tan fuerte cuando una historia de nuestra mente se hace realidad, que simplemente olvidamos las numerosas veces que esas historias resultaron irrelevantes.

¿Dónde está la recompensa más constante? ¿En qué podemos fijar nuestra atención que sea preciso y verdadero? Algo que podemos decir sobre la experiencia del momento presente es que siempre es precisa y verdadera. No tenemos que preguntarnos si se convertirá o no en realidad, ¡ya lo es! El contenido de nuestra experiencia del momento presente siempre es real. Incluso los pensamientos que surgen en el momento presente son reales. 

Son innegables nuestros pensamientos, incluso cuando el contenido de ellos no sea real. Así que cada experiencia que vivimos en el presente es real. Tiene algo de verdad, realidad y sentido, a diferencia del contenido de nuestros pensamientos, los cuales pueden carecer o no de sentido.

Si nuestra experiencia del momento presente siempre es real y ver- dadera, ¿Por qué le dedicamos tan poca atención? ¿Por qué no nos llenamos de asombro y curiosidad frente a este desfile sin fin de experiencias verdaderas y reales que se presentan cada momento? El que no estemos fascinados por lo que acontece en el momento presente no es debido a ninguna carencia del presente, sino a un simple mal entendido: pensar que lo que importa es lo que ocurre, cuando lo que da satis- facción y valor al momento es la conciencia de lo que sucede.

Si nuestro enfoque está en los acontecimientos, entonces siempre podría estar sucediendo algo mejor. Y como nuestra mente es buena en indicarnos que debe o no suceder, tenemos la tendencia a enfocarnos en lo que podría o debería estar sucediendo. Si lo que importa es lo que sucede, entonces tiene sentido enfocar nuestra atención en lo que deseamos que suceda, o en aquello que no deseamos que suceda con la esperanza de poder prevenirlo. Si lo que importa es el contenido de nuestra experiencia, y por tanto el contenido de nuestros pensamientos, entonces por supuesto pondremos atención al contenido de nuestros pensamientos.

Pero, ¿qué tal si lo más importante es estar consciente de lo que sucede? ¿Qué tal si lo que de veras importa es, tanto la naturaleza de la consciencia, como la calidad específica de nuestra consciencia en este momento? Este es el gorila de nueve mil libras que está en la habitación, pero del cual nadie habla. La conciencia del presente es una característica constante de cada momento. Esta conciencia es un completo misterio, y aún así, es la fuente de toda alegría, paz, felicidad, satis- facción y amor que hemos vivido. Podría parecer que la satisfacción y felicidad provienen de lo acontecido, pero en realidad provienen del flujo de consciencia hacia eso que acontece.

Reconocer esta verdad fundamental sobre la fuente de alegría, paz y amor puede simplificar su vida de modo dramático. Resulta que no es de tanta importancia lo que está sucediendo. El tesoro real de este momento siempre se halla en la consciencia del momento, no en el contenido de la experiencia. Así que no es tan importante si está ocurriendo algo mejor o no. Descubrir esta simple perspectiva es como descubrir que vive en una tienda de dulces: ¡Doquiera que mire hay algo bueno!

Más alla de eso, está el reconocimiento de que este suministro infinito de golosinas es lo que usted es en realidad. Usted no es el contenido de su experiencia; usted es la consciencia que otorga vida y alegría a cada experiencia. ¡No hay que preocuparse por lo que suceda! Nada de lo que suceda puede cambiar lo que usted es, y usted es el tesoro más grande. Esta escondido a simple vista, justo frente a usted, siempre en la experiencia presente.

DOS POSIBILIDADES
En todo momento, existen dos posibilidades. Una es enfocar toda nuestra curiosidad, atención y pasión en lo que sucede. La otra es enfocar esa misma curiosidad, atención y pasión en aquello que no sucede, aquello que no está presente, o en lo que pensamos debería o no estar sucediendo. En cada momento, la pregunta es: ¿A qué le dedica usted su atención? ¿Está permitiendo que suceda lo que es o luchará contra ello, intentando cambiarlo de algún modo?.

Cuando nos enfocamos en lo actual, nuestra experiencia de ello permite apertura, se torna más grande, rica y completa. Pero cuando nos enfocamos en lo que no es (el pasado, futuro o cualquier otro pensamiento sobre lo que es), nuestra experiencia de ese momento se con- trae y limita, se llena de sufrimiento y lucha, porque es inevitable la lucha contra lo que es, cuando nos enfocamos en lo que no es.

Si observamos, descubrimos que la mayor parte del nuestro tiempo estamos en oposición a lo que es y nos orientamos hacia lo que no es. La vida se trata mayormente de intentar mejorar las cosas y disfrutar más, eliminar aquello que nos causa dolor. De modo constante, evaluamos nuestra experiencia, buscando los defectos y formas de mejorarla. Tenemos la tendencia a enfocarnos en lo que anda mal o en aquello que podríamos hacer para mejorarlo. Como resultado, nuestra atención y consciencia se limitan.

Una vez nos percatamos del tiempo que pasamos luchando contra lo que es, la tendencia es luchar contra ello, intentar cambiar esa disposición de querer cambiarlo todo. Pero eso solo cambia el contenido de nuestra lucha: ahora estamos luchando contra la tendencia de in- tentar provocar cambios. Sufrimos por el hecho de que estamos sufriendo.

La otra posibilidad es simplemente percatarse de cuánto usted sufre, sin intentar hacer nada sobre ello. Solo acepte el hecho de que usted no permite mucho; reconozca que eso es así. Simplemente estamos condicionados a luchar contra lo que es, y este condicionamiento también es parte de lo que es.

Una vez dejamos a un lado la oposición, es posible ver como toda nuestra lucha viene de la idea de un yo. Sin la suposición de que algo es mi experiencia, no tendría mucho sentido intentar cambiar nada en el momento. Nuestro esfuerzo y lucha por cambiar lo que es, solo tiene sentido si hay un yo. Todo cumple con el propósito de mantener viva la idea de un yo. De hecho, la lucha es el yo. Cuando no hay lucha, no existe el yo. Todo nuestro sufrimiento es el resultado de tener y mantener una identidad.

Una vez reconocemos esto, nuestra tendencia es intentar corregir - cambiar la creencia acerca de quiénes somos. Nos enfocamos en eliminar la identificación, la cual se enfoca, una vez más, en lo que no es. Aún sufrimos porque estamos en guerra contra nuestra tendencia por identificarnos. En lugar de aceptar lo que es (nuestra tendencia a identificar), nos orientamos hacia cómo pensamos que debería ser: Yo debería saber más, no debería estar identificando. Ya debería saber quién soy en realidad.

Otra posibilidad es estar realmente presente con esta tendencia de identificar sin hacer ningún esfuerzo por cambiar. Si eso es lo que está pasando, entonces eso es; simplemente, déjelo ser así. Le puede sor- prender todo, incluyendo el hecho de que se presente la sensación de un yo. Verá que tan irreal es esa sensación de un yo, pero no luche por eliminarla. Ya no está la suposición de que algo anda mal y necesita ser mejorado.

Cuando por fin acepta que el momento sea justamente como es - incluso el hecho de que nos identificamos con un yo y por tanto luchamos con el momento - entonces podrá reconocer e incluir una mayor parte de la experiencia en su consciencia. Si estamos dispuestos a estar presentes y a permitir la identificación y lo que acontece, entonces también es posible notar algo más allá de la identificación, algo más allá de nuestra lucha y esfuerzo por mantener un yo. A lo que me refiero, por falta de una mejor palabra, es a Ser.

Junto a la consciencia de identificación, y la lucha y sufrimiento inherentes en ella, está la consciencia del ámbito más amplio de Ser, en el cual todo está sucediendo. Cuando vemos que el yo es, y ha sido siempre una mentira, pero no nos apartamos de esa consciencia ni nos juzgamos por ella, ni intentamos eliminar el yo, entonces podemos per- catarnos de que junto con la lucha inherente en el yo, existe una bella, rica Presencia, o Ser, que está permitiendo todo, incluso la experiencia de un yo. 

Llegamos a ver que esa lucha del yo, solo abarca un porcentaje minúsculo de nuestra experiencia completa y que ésta lucha tiene lugar en un mar de permisividad. Esta permisividad es Ser.

Cuando permitimos, incluimos en nuestra consciencia aquello que permite, y que Es, que en realidad es lo que somos. Este reconocimiento puede ser una experiencia revolucionaria o una silente, ya que Ser en realidad es algo muy familiar. Cada momento de permisividad en realidad ha sido un momento de vivir el Ser.

LA INFINITA LISTA MENTAL DE COSAS-POR-HACER
La mente tiende a etiquetar todo como malo o un problema. Si nos despertamos tiesos en la mañana, la mente lo etiqueta como algo malo y luego se preocupa por el envejecimiento. Si nos enteramos de que seremos despedidos de nuestro empleo, la mente inmediatamente concluye lo peor y se preocupa por el futuro. Incluso si algo bueno sucede, la mente busca la posible desventaja o se preocupa por perder lo recién obtenido.

La mente considera que su trabajo es rechazar los sucesos del presente con el fin de sacar lo mejor del futuro. La lógica es que si estamos felices en el ahora, no haremos nada para alcanzar cosas mejores. Así que buscamos lo negativo para poder determinar qué pasos tomar para mejorar. Esto mantiene la mente muy ocupada y nos deja con una sensación permanente de carencia y de no estar completos. Debido a que siempre hay algo sucediendo que podría ser etiquetado como malo, siempre hay algo de arreglar o mejorar. 

Como resultado, llevamos en nuestra mente una siempre-creciente lista de cosas por hacer. Sentimos la necesidad de mejorar nuestras dietas, nuestra apariencia, nuestras finanzas, salud, relaciones y nuestra carrera. De modo más inmediato, tenemos la necesidad de cambiar como nos sentimos cuando experimentamos una fuerte emoción o sensación. Incluso tenemos una lista de cosas por hacer para lograr ser mejores espiritualmente: Debo ser más consciente o presente. Necesito ser menos crítico. 

Necesito encontrar un propósito en mi vida. Debo ser más intuitivo y más compasivo. Necesito tener una experiencia más profunda de Plenitud. Las enseñanzas espirituales son primordialmente descripciones de nuestra verdadera naturaleza y afirman que ya somos lo que buscamos; aun así los buscadores espirituales muchas veces recurren a tales enseñanzas en espera de hallar prescripciones para alcanzar una mejor realidad. 

Los buscadores espirituales no necesariamente buscan la verdad, sino una lista más espiritual de cosas-por-hacer. Incluso cuando se les dice que la consciencia es todo lo que existe y que la vida ya es amorosa y perfecta, ellos quieren una lista de pasos a seguir para sentir ese amor y perfección con más frecuencia.

Una pregunta sencilla puede modificar esta tendencia de sentir que necesitamos arreglar o mejorar el momento: ¿En realidad es tan malo este momento? ¿Hay algo realmente presente ahora mismo que sea un problema? ¿Qué tal si sentirme tieso en la mañana no es tan malo, sino solamente una sensación particular? ¿Qué tal si sentirme tieso está bien? 

Podemos hacer la misma pregunta sobre cualquier vivencia: ¿Es la tristeza una mala sensación? ¿Es la confusión una mala sensación? ¿Es la falta de dinero realmente un problema en este momento? ¿Es la pérdida de un empleo o una relación realmente un problema en este momento? En este momento, nunca existe en realidad un problema, solo ideas e historias sobre un problema.

Este tipo de cuestionamiento produce un efecto contrario al de añadir cosas a nuestra lista de pendientes. Puede reducir la sensación de tener que actuar en reacción a la actualidad. Incluso cuando necesita hacer algo pendiente, cuestionar las conclusiones mentales puede poner en perspectiva la necesidad de hacer. Además reducirá la sensación de estar abrumado, creada por la infinita letanía de problemas imaginarios y la infinita lista mental de cosas que pensamos debemos hacer en relación a ellos.

Más importante aún, preguntar qué es real sobre este momento preciso puede ponernos en contacto con la belleza y el milagro que están siempre presentes en este misterio llamado vida. No hay nada problemático o malo en el aquí y ahora, al contrario hay una profundidad y riqueza infinita por descubrir en el momento presente. 

Todo lo que en realidad importa, como la paz, alegría, satisfacción, conexión y el amor, lo encuentra en el aquí y ahora, solamente en este instante. Para sentir esta plenitud y maravilla, solo debemos poner en duda la idea de que la paz, alegría, satisfacción y el amor no estén ya aquí y ahora, luego observar a ver si lo están. 

¿Hay paz presente en éste momento? ¿Hay algo de amor en este momento? ¿Cómo se siente esa paz? ¿Cuál es la naturaleza de ese amor que está aquí ahora? Hacer este tipo de preguntas es lo único que necesita para ponerse en contacto con la maravillosa riqueza del momento presente. Y no hay nada que debemos “hacer” sobre ello.

Fuente: Eso es eso de Nirmala
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