HD. HYPATIA DIGITAL
SOBRE HYPATIA DE ALEJANDRÍA.
La información existente sobre la vida y obra de Hypatia es incompleta, por lo que muchos de los datos que se han publicado han sido inventados una de las más fiables fuentes es la obra cristiana “patrología graeca” con más de 150 volúmenes entre los que se encuentra “historia eclesiástica” de Sócrates escolástico, fechada 25 años después de la muerte de Hypatia.
La mejor de las suposiciones fija su nacimiento entre el 355 y el 370 en una época muy convulsa, pues el imperio romano se fraccionó en el 364.
Constantinopla pasó a ser capital de oriente llevándose gran cantidad de manuscritos de la biblioteca de Alejandría, ciudad que al año siguiente sufrió un gran terremoto, lo que, junto a la intolerancia religiosa por parte del cristianismo, hacía que el ambiente en el que nació Hypatia fuese muy hostil dos eran las tendencias predominantes en aquella época:
La “doxa”, derivada de la autoridad del faraón, del rey o de aquellos, que como Ammonio Saccas en el siglo anterior, eran denominados “Theodidactos” o “enseñados por Dios”, también de los oráculos, de sueños y de visiones, todo ello basado exclusivamente en el testimonio de quien los afirma.
La otra, la “Episteme”, o conjunto de conclusiones a las que llegaban quienes se reunían en secreto para intentar comprender las afirmaciones de los Teodidactos, cuyo resultado originó el Neoplatonismo, tendencia seguida por Hypatia, que rechazaba la fe y la revelación a cambio de la argumentación.
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La “Episteme”, o conjunto de conclusiones a las que llegaban quienes se reunían en secreto para intentar comprender las afirmaciones de los Teodidactos, cuyo resultado originó el Neoplatonismo, tendencia seguida por Hypatia, que rechazaba la fe y la revelación a cambio de la argumentación.
Hoy en día continúan ambos métodos, el de Ammonio basado en la meditación y en la esperanza de la revelación y el de Plotino, uno de sus discípulos, que preconiza la liberación por el conocimiento para crear algo nuevo, método seguido por Hypatia, al que llamamos científico, el primero desarrolla todo un sistema de creencias, mientras que el segundo fomenta esa extraordinaria empresa corporativa llamada ciencia.
Hypatia y su padre tuvieron un papel relevante en la difusión y transmisión de obras depositadas en la biblioteca de Alejandría, entre ellas, “Elementos” de Euclides que, junto a más de 900.000 manuscritos, era la mejor dotada del mundo, sus directores viajaban a otras cortes para copiar o comprar todos los que podían, a los barcos que llegaban a Alejandría se les confiscaba todos sus manuscritos para copiarlos.
Hypatia cultivó todos los campos del saber de la época, menos la medicina, no era nada partidaria de adivinaciones, revelaciones o augurios, de ahí su marchamo científico.
Intentaba guiar a sus alumnos en la búsqueda del conocimiento al que llamaban “Sophrosine”, estudió y practicó el Neoplatonismo, caracterizado por el desprecio de los placeres carnales a cambio de la elevación a través del conocimiento, seguía el modelo Heliocéntrico de Aristarco de Samos, y detalló la duración del año, de los días y de las estaciones.
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Inventó un densímetro y construyó un astrolabio plano formado por varios discos metálicos que giraban los unos respecto de los otros, grabándolos con cifras y símbolos para calcular la posición de objetos celestes.
La naturaleza de Dios, del bien y del mal, tan solo pueden comprenderse tras el profundo estudio del mundo que nos rodea, de las matemáticas, geometría, astronomía y filosofía, todos estos eran los caminos que recorría Hypatia para encontrar respuestas a las cuestiones religiosas y políticas de su tiempo.
El cristianismo, y por tanto la turba que la asesinó, pretendía alcanzar estas respuestas mediante la fe, Hypatia mediante el cultivo del conocimiento.
Curiosamente, quien ordenó su asesinato, el papa Cirilo, fue santificado por la iglesia como San Cirilo, emulado por pío XII y por Benedicto XVI en 2007, sin la menor mención a Hypatia.
Para colmo, acabó siendo cristianizada y transformada en Santa Catalina de Alejandría, inventándose una vida paralela a la de Hypatia excepto por el dato de que a Catalina no la “asesinaron” los mismos cristianos sino otros por defender al cristianismo, se honra a esta imaginada e inexistente santa como patrona de estudiantes, profesores y universidades.